ECMO devolvió la vida a Mateusz después del 1 por ciento de posibilidades de supervivencia

Cuando Mateusz Rambacher se enfermó tan gravemente que solo tenía 1% de probabilidades de sobrevivir, los médicos recurrieron a la Oxigenación por Membrana Extracorpórea (ECMO) como último recurso. Hoy, un año después, Mateusz está haciendo grandes planes para correr una media maratón y bailar en su propia boda.

Durante el año pasado, las palabras carpe diem adquirieron un significado completamente nuevo para Mateusz Rambacher. Después de dar negativo en la prueba de COVID-19 dos veces, pero que empeoraba y empeoraba, tuvo que buscar atención médica aguda a finales de 2020.

«Tenía fiebre alta, no podía dejar de vomitar y tenía grandes problemas para respirar. En pocos días incluso empecé a perder el conocimiento. Bueno, en el hospital, resultó que tenía el temido virus después de todo», explica Mateusz.

Recuerda poco de las semanas siguientes, estando tan gravemente enfermo que los médicos solo estimaron que había un 1% de posibilidades de que pudieran salvarle la vida. Sin otras opciones, volvieron sus esperanzas a la Oxigenación por Membrana Extracorpórea (ECMO), un enfoque que proporciona oxígeno al cuerpo cuando los pulmones no realizan esta tarea.

«Mientras mi cuerpo luchaba por su vida, la máquina de ECMO apoyaba mis pulmones. Estoy muy agradecido al equipo médico y a las personas de Getinge que construyeron este dispositivo. Sin él, no estaría vivo».

Lo primero que Mateusz recuerda al despertarse es una buena enfermera con una gorra colorida. Se dio cuenta rápidamente de algunas cosas; que no sabía dónde estaba, qué había sucedido ni quién era.

«Poco a poco, me di cuenta de que había pasado un mes y medio y que había dormido durante todas las vacaciones. Estaba triste, enfadado, confundido y aún feliz. Los cambios de humor se asociaron con muchos momentos y sentimientos diferentes, es difícil de describir».

Mateusz tuvo que permanecer en ventilación durante casi tres meses, y parte del tiempo estuvo en coma. El largo camino hacia la recuperación aún estaba por delante.

«Había períodos en los que estaba despierto, pero no podía hablar, lo cual era terrible. Después de estar en coma, también hubo complicaciones con mis movimientos, el daño al nervio peroné causó un efecto llamado «pie caído». Las sesiones de rehabilitación fueron extremadamente dolorosas y todavía no me he recuperado del todo en ese sentido. Aunque mis pulmones mejoraron, aún no han vuelto a su velocidad máxima».

En cuanto a la posibilidad de sobrevivir, que se estimó en un 1%, Mateusz está extremadamente agradecido por estar vivo hoy en día. Cuando le dieron el alta del hospital en mayo de 2021, su familia reunió a los amigos y familiares más cercanos y se aseguró de que Mateusz tuviera sus celebraciones navideñas después de todo.

«Por supuesto, volver a la vida de esta manera ha cambiado mi punto de vista sobre muchas cosas. Hoy, disfruto la vida tanto como puedo todos los días, agradecido por cada aliento que puedo tomar. Todos y cada uno de los involucrados en salvarme merecen una enorme cantidad de aprecio, respeto y gratitud».

Mirando hacia el futuro, Mateusz no le da a sus pulmones y piernas otra opción que seguir desempeñándose cada vez mejor.

«A pesar de todo pronóstico, voy a correr una media maratón más adelante este año. Y lo que es más importante, he decidido bailar mucho en mi propia boda», dice y sonríe.

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Este texto está dirigido a un público fuera de los EE. UU.