Todos tenemos cicatrices, sólo que algunas son más visibles que otras

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Justin Stewart, de 21 años, nació con una afección facial y tuvo que ser operado ya de bebé, lo que lo causó grandes cicatrices. Al crecer, se avergonzaba de ellas, pero hoy las lleva con orgullo y anima a otros a hacer lo mismo.

Cuando nací, los médicos se asustaron porque no sabían si respiraba por sí mismo, pero así fue", cuenta Justin Stewart, modelo, orador y entrenador de baloncesto de 21 años que vive en Nueva York (EE.UU.).

Al nacer, le diagnosticaron una hendidura. Es una afección que puede impedir que la nariz se forme completamente, por lo que necesitó dos cirugías que le dejaron cicatrices en la nariz y en la frente.

"Una operación se realizó cuando era sólo un bebé y la otra cuando tenía trece años. Las cicatrices han formado parte de toda mi vida. Solía avergonzarme de ellas y siempre sentí que era algo que le daba miedo a la gente".

A medida que fue creciendo, Justin se dio cuenta de que las cicatrices -ya sean físicas, emocionales o mentales- forman parte de nuestro cuerpo y de lo que somos.

"Todos tenemos cicatrices, sólo que algunas son más visibles que otras. Es una parte de nosotros, así que no deberíamos ocultarla".

Justin ganó su confianza gracias al modelaje. Hoy en día, da discursos en público y también intenta incorporar la mentalidad de hacer las paces con las cicatrices en su trabajo como entrenador de baloncesto.

"Abrazar mis cicatrices ha hecho mucho por mí como persona y si pudiera elegir no querría cambiar nada. Mi misión es inspirar a la gente de mi entorno y de la comunidad para que acepten sus cicatrices y las lleven con orgullo."

Actualmente, Justin protagoniza la última campaña de la marca Getinge mostrando sus hermosas cicatrices al mundo.

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