¿Qué es Glashütte?

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Aunque probablemente todos hayan oído este nombre en alguna ocasión, muchos no saben realmente a qué se refiere: es un destino añorado por los apasionados de los relojes y un centro de producción de la mejor calidad Made in Germany. En diciembre, Glashütte celebra un aniversario muy especial: 175 años del arte de la relojería.

GLASHÜTTE, ENERO DE 2022. Glashütte: tan solo en Alemania existen más de 30 localidades con este nombre, a las que se suman varias más en Europa del Este, en Austria, en Suiza e incluso en Estados Unidos. No obstante, el 7 de diciembre es en una sola Glashütte donde se celebra el 175 aniversario del arte de la relojería: en la Glashütte alemana situada en los Montes Metálicos. De este sitio añorado por los apasionados de los relojes proviene asimismo Tangente de NOMOS Glashütte, el reloj de pulsera alemán más conocido del mundo. Debido a que aquí se fabrica tanto este como otros modelos de gran calidad, casi todos han oído hablar de Glashütte, un nombre que en todo el mundo es sinónimo de elegancia en la muñeca.

En el centro de esta localidad que se oculta tras varias colinas no residen más de 2.000 habitantes, quienes prácticamente en su totalidad trabajan en alguno de los nueve talleres actuales y otras empresas relojeras. Hasta hoy en día, las novedades y las modas del mundo llegan aquí con algo de retraso, lo cual no está nada mal: el recogimiento y la tranquilidad son condiciones esenciales para el mejor arte de la relojería.

Muy pocas de las personas que viven aquí podrían imaginarse no llegar a ser relojeros y en vez de ello convertirse en panaderos, mecánicos de automóviles o profesores de teología. Es por ello que en Glashütte los relojeros (así como los diseñadores, los ajustadores y los fabricantes de herramientas) son la regla y no la excepción. Y es así como alcanzan un nivel de perfección que en otras profesiones no es posible alcanzar, al menos no en estas dimensiones.

Como si de una amable competencia se tratase, la gente en Glashütte se dedica de manera constante a perfeccionar su trabajo artesanal, a superarse y a transmitir sus conocimientos a las próximas generaciones. Únicamente aquello que cumple con los más altos estándares puede provenir de esta localidad. Todo se mide, se comprueba y se revisa con meticulosidad: tanto las piezas y los grupos de componentes de cada reloj individual como los relojes finalmente terminados se someten en innumerables ocasiones a estrictos controles de calidad en los talleres de NOMOS Glashütte. ¿Típicamente alemán? En este sentido, por supuesto que sí, ya que aquí en Glashütte, la ingeniería y la artesanía alemanas se sienten incluso más a gusto que en cualquier otra parte de la República. 

Antes de los relojes, los habitantes de esta región vivían de la minería, hasta que en algún momento las vetas de plata y de cobre se agotaron y sus campos dejaron de ser rentables. Con una financiación inicial de 6.700 táleros concedida por el Rey Federico Augusto II de Sajonia, el maestro relojero Ferdinand Adolph Lange se aventuró en 1845 en el montañoso paisaje cercano a Dresde para traerle esperanzas a los habitantes de la región y conducirlos a una nueva época. Allí comenzó con enorme empeño a formar a los jóvenes y consolidar poco a poco toda una industria de constructores, afinadores y fabricantes de esferas, agujas y cajas, con una producción claramente dividida en tareas específicas. Su éxito fue absoluto. Tras los pasos de Lange, muchos otros contribuyeron con una habilidad especial, un talento o un proyecto al crecimiento de esta localidad. A comienzos del siglo XX, los relojes de pulsera comenzaron lentamente a remplazar a los relojes de bolsillo; por otra parte, Glashütte ya era conocida hacía tiempo por sus relojes de observación y sus cronómetros marinos.

Los períodos durante las Guerras Mundiales y de entreguerras fueron aciagos para los relojes de pulsera; en vez de ellos, los locales debieron dedicarse a la fabricación de detonadores e instrumentos. Después de la II Guerra Mundial vinieron las expropiaciones, las nacionalizaciones y la reconstrucción: Glashütte se encontraba en la parte oriental del país. En 1951, la producción de relojes de Glashütte se concentró en una única empresa, la VEB Glashütter Uhrenbetriebe (GUB). Y mientras que en Occidente los conocedores de relojes continuaban emocionándose cada vez que oían el nombre «Glashütte», la habilidad y la pericia necesaria para la fabricación de estos finos relojes mecánicos se conservaron en el lugar incluso durante la época de la RDA. Los conocimientos de anteguerra perduraron en el tiempo: en parte en privado y en parte en secreto, sobrevivieron durante décadas.

Gracias a que después de la caída del muro aún vivían algunos de los viejos relojeros que habían aprendido su oficio antes de la guerra, estos pudieron transmitir su arte justo a tiempo a quienes les sucedieron. Una gran fortuna para esta localidad. Así fue como Glashütte pudo renacer y florecer nuevamente después de 1989. Ya hace mucho tiempo que el nombre de esta pequeña ciudad es nuevamente sinónimo de los mejores relojes del mundo; y ahora, 175 años después de la fundación de su famosa industria y 30 años después de la reunificación de Alemania, es más conocida que nunca.

En la actualidad son nueve los fabricantes que se dedican en Glashütte a construir buenos relojes. NOMOS Glashütte, una de las empresas relojeras más conocidas, emplea técnicas y métodos históricos y sin embargo personifica como ninguna la Glashütte de hoy en día. El esfuerzo que se dedica a esta tarea es inusual: los once mecanismos en su totalidad son diseñados y producidos al 100 por ciento en los talleres propios de la empresa. A mano, conforme a 175 años de tradición y sin embargo de manera extremadamente contemporánea. «Representamos a la Glashütte de hoy en día», afirma Uwe Ahrendt, el CEO de NOMOS, «y, como no, a la de los próximos 175 años.»

  

Su contacto:
Florian M. Langenbucher

NOMOS Glashütte
Departamento de prensa
+49 35053 404-481
pr@glashuette.com

 

Sobre NOMOS Glashütte:

NOMOS Glashütte es una de las pocas fábricas de relojes gestionadas por sus propietarios en el mundo, y crea sus relojes mecánicos en Glashütte, Alemania. Modelos de relojes como Tangente, Ludwig, Orion, Club o Metro son mundialmente conocidos, al igual que el lugar donde se fabrican. Glashütte es una denominación de origen legalmente protegida. Sólo los fabricantes que trabajan según normas estrictas en la tradición de 175 años de la ciudad relojera están autorizados a utilizar esta denominación para sus relojes de pulsera. NOMOS Glashütte es el fabricante que más relojes mecánicos produce en Glashütte.

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Representamos a la Glashütte de hoy en día y, como no, a la de los próximos 175 años.
Uwe Ahrendt, CEO de NOMOS Glashütte